viernes, 16 de septiembre de 2011

Paco Gruexxo, Bienvenido Granda y Plácido Domingo en Tlatelolco

Bienvenido Granda
Publicado en El Universal el 18 de septiembre del 2008.

Chilanguerías: Por Armando Ramírez


Paco Gruexxo, Bienvenido Granda y Plácido Domingo


Era común andar caminado por la unidad habitacional Nonoalco Tlatelolco, por la parte del Paseo de la Reforma y el jardincito de Tlatelolco, dicen que se llama San Marcos, donde los enamorados todavía se dan picoretes, pero en la tarde del 2 de octubre de 1968, a muchos que caminaban por ahí se les atoraron los aguacates al ver a los soldados rodear el jardín y es que el escuincle latoso compraba su torta en el Malinali, al ver eso, patas a correr y los soldados a golpear a la gente a culatazos, eso sí el chavito no soltó el balón y pélale rumbo a Tepito.

Se detuvo detrás de la estatua de Cuitláhuac, viendo cómo los soldados colocaban una metralleta y apuntaban a las escaleras del edificio de la esquina. Y ya saben toda la historia.

Paco Gruexxo
¡Ah, Tlatelolco!, pues en 1985 también estuvo cañón era la mañana del 19 de septiembre, me gustaba ir a desayunar a un restaurancito que estaba en los bajos del edificio Nuevo León; en las mañanitas a veces me topaba con el bigote que cantaba, Bienvenido Granda o a Roberto Cañedo, iba con una señora que lo acompañaba, el actor siempre tan bien vestido; o el genial crítico de música, José Antonio Alcaráz con su gran peso, deslizándose a tomar un pesero o escuchar los chismes de los reventones que organizaba Paco Gruexxo.


Cuando la enorme bola de polvo se paseó por el balcón de la casa y me asomé para ver hacia Tlatelolco, descubrí que ya no estaba uno de los bloques del edificio Nuevo León. Y ya sabe, a correr, ahí vivían un montón de conocidos.

Plácido Domingo
Al llegar al Paseo de la Reforma ví una montaña de vidrios, fierros retorcidos, polvo, escombros y gente en pijama saliendo de esa nube, como ese señor con su hijito en brazos diciendo que se había ocultado debajo de la mesa y que de repente se vio en Reforma; luego otro sismo, y luego que los familiares de Plácido Domingo estaban debajo de los escombros y que el divo de la ópera llega y que no se va hasta que encontrara a sus tíos o algo así.

Ahí la gente, sin dormir, pensando cómo arrastrarse entre los escombros y los días a oscuras, sin agua; el temor, el paso del tiempo, de los años y ahora ese Tlatelolco del Paseo de la Reforma se ve triste, solitario, ya no pasea por ahí muy rumbero Roberto Cobo, Calambres, o se escucha reír a la gran escritora María Luisa Mendoza, La China, tan famosa hace tiempo o a las verdetes que ahí recibían de regalo su suite, imagino por obra y gracia de un político importante. Y quién puede olvidar el bamboleo de la cintura más breve, Rossy Mendoza; por supuesto, el restaurancito en los bajos del edificio Nuevo León ya no existe, quién sabe qué sería de los meseros del lugar, de los clientes asiduos, tan familiares, ah, eso fue hace 23 añejos, digo, que tanto es tantito...


 
 
Comentario de Vivir en Tlatelolco:
En cuanto a lo que pregunta Armando Ramírez, en relación a los meseros del lugar, el restaurante se llamaba "Café México" el dueño era Carlos Quilárdi originario de Santander España, después del terremoto, él tomó el dinero de la indemnización y se fue a vivir a Cuautla falleciendo 10 años más tarde, Abrahán y Luis, los meseros (mejor conocidos como "Chavelo" y "El Capuchino") continuaron con el restaurancito algunos años en la Torre Cuauhtémoc aquí en Tlatelolco, pero ahora Chavelo tiene la concesión del Restaurante del Consevatorio Nacional y Luis se fue a trabajar a Estados Unidos.

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