sábado, 17 de mayo de 2014

Imagen Urbana de Tlatelolco

Por Oscar Suastegui  Quintero

1a. sección de la Unidad Tlatelolco. Foto Antonio Fonseca
Kevin Lynch señala que si se plantea bien visualmente a la ciudad, ésta puede tener un intenso significado expresivo. En la unidad habitacional, el planteamiento visual de sus elementos fue desde origen una de las grandes cualidades, se conjugaban remates, visuales dirigidas, hitos reconocibles, nodos fácilmente identificables, los bordes eran definidos por los mismos cuerpos arquitectónicos y el espacio abierto.
Actualmente, la problemática de la unidad en cuanto a imagen urbana es notable y apremiante de resolver. Esta varía de acuerdo a cada componente.

La imagen debe permitir que un elemento o conjunto sean fácilmente reconocibles, esto si sucede en la unidad, es fácilmente reconocible por su tipología arquitectónica, misma que puede ser visualizada a lo lejos desde diversos puntos de la ciudad. Sin embargo este reconocimiento no sucede con todos los elementos ni desde una perspectiva a corta distancia. Si bien se continúa identificando al conjunto, éste no muestra ningún atractivo a lo largo de los corredores visuales que se generan en sus recorridos. Estos recorridos no solo refieren a los vehiculares, sino también en el nivel peatonal, pues la falta de elementos de identidad o de atractivos a lo largo de los corredores internos es una problemática constante.
Los hitos de la unidad son reconocidos tanto por habitantes como visitantes. La torre insignia y la torre del Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) son dos de los hitos que se reconocen a corta y larga distancia. El problema que existe en cuanto a los hitos, son aquellos que no son fácilmente visibles ni reconocibles. Si bien las torres por sí mismas y con las nuevas intervenciones se están convirtiendo nuevamente en hitos urbanos no solo de la unidad, sino de la ciudad, el puente de piedra, la glorieta de Cuitláhuac y el puente de Nonoalco muestran una falta notable de intervención, esto genera no solo un deterioro físico, sino que se pierda el sentido de importancia que el papel de hito les proporciona, a tal grado, que van siendo desplazados de la memoria social del conjunto y con ello los propios habitantes no reconocerán estos elementos.
En el mismo sentido de la identidad y el reconocimiento, los nodos en el conjunto juegan un papel importante, pues la mayor parte de las intersecciones se convierten en nodos urbanos al incluir avenidas de primer orden. Sin embargo, aun con la importancia que esto conlleva, no existe en ellas ningún tratamiento ni alguna intervención que les permita ser reconocidas y que no solo sean elementos de tránsito, sino que se conviertan en un umbral dentro de la ciudad, en el que se pueda identificar la transición y el paso por la unidad. Por el contrario, existe un deterioro notable en diversos aspectos, en el pavimento, en la señalización horizontal, en la señalización vertical y espacios residuales sin tratamiento en algunos de ellos. Dichos nodos no solo tienen una importancia para el tránsito vehícular, los peatones juegan también un papel importante en ellos, pues es aquí donde el transporte público tiene paradas establecidas, generando entonces puntos desde donde los peatones ingresan a la unidad. Estos espacios son altamente agresivos con el peatón, ya que existe un deterioro en las circulaciones, en algunos falta de señalización para su cruce seguro, sin embargo en otros si existen dichos elementos pero se convierten en intervenciones sin trascendencia, pues su único fin es el funcional y no existen en ningún caso intervenciones más allá de los camellones y banquetas.
Los edificios que se encuentran en el perímetro de la unidad conformaron desde inicio por si mismos los bordes que limitan visualmente al conjunto, sin embargo estos permitían una permeabilidad peatonal hacia el mismo. Al paso del tiempo, la necesidad de controlar el cruce peatonal a lo largo de las avenidas de alto flujo, obligó a la imposición de bordes físicos, creando corredores sin actividad, corredores que generan inseguridad ante la falta de tránsito y la sensación de “encierro”que se tiene en ellos. Esta falta de permeabilidad peatonal ha generado una problemática social importante al dividir, a lo largo de 2 km, la unidad de su contexto.
Separarla del contexto es una de las cosas que se deben evitar, pues la unidad no es un ente solitario en la ciudad. Es un elemento que tiene relaciones peatonales, vehiculares ciclistas y otros tipos. Aislarla solo generará más inseguridad, pues nos encerrará en una jaula en la cual no podremos salir ante alguna eventualidad. Así mismo, es importante relacionarnos en todos los sentidos con el entorno urbano que nos rodea, pues esto permitirá enriquecernos en muchos sentidos, atraer más población, ser accesibles, ser conocidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario