domingo, 12 de abril de 2015

Los dueños de animales y la salud pública

Aurelio Cuevas (Sociólogo)

Los dueños de animales y la salud pública. 

























En febrero apareció un gran cartel, con dibujos y colores atractivos, en los accesos a los edificios de Tlatelolco firmado por el gobierno del DF y una empresa de alimentos para mascotas que decía “Ciudadanos Responsables recogen las heces de sus animales de compañía” (cursivas mías); tal propaganda aludía,además,a las enfermedades humanas ocasionadas por no atender dicha petición y las sanciones aplicadaspor la Ley de Cultura Cívica del D.F. (art. 26) en caso de infringirla: una multa por la cantidad de 11 a 20 salarios mínimos o un arresto de 13 a 24 horas.

Aunque no se conoce la cuantía existe una sobrepoblación de perros y gatos en la Unidad (hay departamentos donde viven hasta 5 animales domésticos); tal situación conlleva no solo que la convivencia familiar se adapte a las necesidades de las mascotas sino que se incrementen los riesgos de sanidad en el entorno vecinal.
En comparación a otros animales domésticos los perros requieren que sus respectivos propietarios les dediquen un tiempo día con día para recorrer espacios abiertos donde puedan ejercitarse y satisfacer sus necesidades fisiológicas. Así, en Tlatelolco es cosa común ver sembradas heces caninas, sean o no sean recientes, en pasillos, andadores y áreas verdes como un efecto del paso de los paseadores de perros por tales sitios.
Asimismo, es cada vez más frecuente ver letreros en los accesos a comercios establecidos, templos religiosos o escuelas, con la prohibición de ingresar con perros, en previsión de los problemas que pudiera ocasionar su agresividad a otros animales o a las personas que se encuentren dentro de dichos lugares. No está de más decir que muchas interacciones entre las personas que habitan en la Unidad están relacionadas con la vida de sus mascotas.
Pero de vuelta al asunto de la contaminación del suelo por excremento de animal se hace más patente cuando   el mismo es esparcido accidentalmente por vehículos en movimiento o el paso de personas. Frente a tal problema por iniciativa vecinal se han colgado en varios árboles de la Unidad envases desechables de refrescos, algunos pintados con un color llamativo, en cuyo interior hay papel periódico o bolsas de plástico que puede sacarse fácilmente en caso de que los propietarios necesiten levantar el “producto”de sus perros.
El problema de los desechos caninos en áreas públicas no es exclusivo de las zonas con alta densidad poblacional como la ciudad de México. Por ello puede ser útil referirnos a  algunas experiencias aplicadas en otras latitudes o países. Destaca el caso de un ayuntamiento español donde en el año 2013 se aplicó una campaña innovadora cuyas fases son las siguientes:
1ª) Se destinó a un grupo de voluntarios a vigilar de cerca perros y dueños con el fin de detectar una violación a la norma relativa a la recolección del excremento de los primeros por parte de sus cuidadores.
2ª) Cuando el voluntario veía una transgresión se acercaba al dueño, platicaba con este acerca de “lo bonito” de su mascota y disimuladamente conseguía su nombre y raza.
3ª) Con la información recabada acerca de sus mascotas los voluntarios localizaban las direcciones de los dueños a través de una base de datos municipal.
4ª) Se enviaba el excremento empaquetado junto con un aviso de multa al domicilio del respectivo dueño.
Esta campaña  tuvo como resultado que se disminuyera en un 70% los casos de dueños de perros que infringían la norma de salud pública establecida por el municipio español. En nuestro caso las delegaciones del DF están lejos de poseer una base de datos actualizada sobre las mascotas y sus respectivos dueños, ni hay equipos de voluntarios que hagan un seguimiento sobre el comportamiento de los dueños de perros en la vía pública. Tampoco se cuenta con un cuerpo de vigilancia pública capacitado para llevar a cabo dicha tarea.
Así, una campaña que centra su atención en la “ética de la responsabilidad”de los dueños de animales no puede ser exitosa sino se acompaña de otros instrumentos institucionales que le den resonancia social. Mientras tanto el grave problema del excremento de perros al aire libre seguirá persistiendo en una comunidad urbana como Tlatelolco.

1 comentario:

  1. uuufff, habrá que considerar que los perros no son del gusto de todos, ni tenemos porque vivir entre sus productos fecales obligadamente,

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