jueves, 25 de febrero de 2016

“El derecho a la ciudad” vs la privatización del espacio público

Aurelio Cuevas (Sociólogo)

Desde hace varios años los habitantes del Distrito Federal vivimos un proceso acelerado de expropiación del uso cotidiano de los espacios públicos, lo cual se acompaña de la creciente vinculación del gobierno defeño con las empresas inmobiliarias privadas para impulsar sobre todo proyectos de vivienda vertical (condominios) y de remodelación de la infraestructura vial.

¿Corredor Chapultepec?
Dicho proceso se ha manifestado más claramente durante el actual gobierno de Miguel A. Mancera con la construcción de los “segundos pisos”, cuya gestión o manejo se encarga a empresas privadas que cobran una cuota a los conductores de vehículos privados que utilicen tales vías. El avance de estos y otros proyectos implica realizar cambios jurídicos para que el uso del suelo en varias delegaciones del D.F. cambie del giro habitacional al destinado a fines mercantiles en áreas como la salud, la educación y la recreación. Las autoridades defeñas justifican tal medida arguyendo que detonará la inversión en áreas urbanas deterioradas.

Al pretender el gobierno local que su modelo de “reurbanización “se plasme en varias partes de la capital ha generado una persistente resistencia ciudadana, como en los casos de: el Tren Interurbano México-Toluca en la (Del. Álvaro Obregón) y el Corredor Cultural Chapultepec (Del. Cuauhtémoc). Para tratar de ganar consenso público hacia el segundo proyecto el gobierno del Distrito Federal llamó a los vecinos de los barrios y colonias de la Delegación Cuauhtémoc a votar “si” o “no” con respecto a su realización. La votación se efectuó a inicios de diciembre y el resultado –como se sabe- fue que 14 mil de poco más de 21 mil personas que desaprobaron un proyecto, que aunque se proclama de rescate de una zona deteriorada, está realizado con una visión tecnocrática y lucrativa (se concederían por 40 años “beneficios legales” para apropiarse del espacio a las empresas privadas que financiaran el proyecto).

En las tres secciones de Tlatelolco el grueso de los sufragios fueron, como en la mayoría de las colonias de la Delelegación Cuauhtémoc, por el “No” al C.C. Chapultepec (607 votos de un total de 735). Pero en las colonias circundantes la elección fue muy cerrada (caso de la Guerrero) e incluso en algunas ganó el “Si” (como en San Simón Tolnahuac, Peralvillo y Atlampa). Resalta que en la zona del Centro el “Si” obtuvo  el 60% de votos (¿producto de la maquinaria clientelar perredista?).
A los pocos días del plebiscito en torno del C.C. Chapultepec el delegado de la Cuauhtémoc, Ricardo Monreal (ver sitio en Internet del diario LA RAZÓN), habló de que dicho proyecto podría retomarse pero bajo un esquema mixto (inversión pública-privada) para rehabilitar dicha zona; además, se refirió a que se tomaría primero en cuenta “el consentimiento vecinal” en las colonias circunvecinas para la elaboración y ejecución de un nuevo proyecto.

Asimismo Ricardo Monreal mencionó que hay un plan de rescate similar al anterior de otros 4 corredores en la delegación: el de Buenavista-Monumento a la Revolución, el de Garibaldi-Teatro Blanquita, el de Tlatelolco-Zócalo –que pasaría por la colonia Peralvillo  y parte del Centro Histórico-, y otro ubicado en la colonia Roma.

Un hecho es cierto: solo la vigorosa organización de los que habitamos en los barrios, cuadras y colonias de la capital podrá traer una auténtica renovación a nuestra deteriorada vida urbana.

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