viernes, 21 de julio de 2017

La gran estafa: La reforma energética

Por Alejandro Mario Fonseca

A usted ¿lo han estafado alguna vez? A mí sí, ya van muchas. Me estafan cuando me engañan diciéndome “nos vemos a las tres en punto” y llegan a las tres y media como si nada o no llegan. El problema es que yo soy puntual, así me educaron: y claro me enojo mucho, me siento engañado.
También me han estafado muchas veces carpinteros, fontaneros, mecánicos, albañiles y un largo etcétera, que me engañan en cuanto a la calidad del servicio convenido, y sobre todo en cuanto al tiempo de su ejecución.
Pero también me han estafado supuestos amigos que me piden algún favor, o algún préstamo, y quedan mal con la fecha de pago, o todavía peor, nunca me pagan. Bueno, no es consuelo, pero tengo un amigo al que le ha ido peor, pregúntenle a Don Octavio Rodríguez Figueroa.
Estos son ejemplos de estafas chiquitas o minúsculas si usted quiere, porque hay otras más severas, por ejemplo las de los médicos especialistas, de las que le contaba en mí último artículo: cuando a los estresados nos doran la píldora y nos “exprimen como a naranjas dulces”, como dice Lydia Cacho.
Bueno, pero antes de pasar a las grandes estafas, aquellas que cuestan miles de millones de pesos y que afectan a miles de personas y hasta millones, veamos en detalle qué es una estafa. Vayamos a las enciclopedias.

La gran estafa: La reforma energética

¿Qué es una estafa?
La estafa es un delito contra la propiedad o el patrimonio. En ocasiones se asimila al fraude, el timo y el engaño. De acuerdo a lo establecido en términos generales por los diferentes tipos de legislaciones, el delito de estafa es descrito como un acto de daño o perjuicio sobre la propiedad o el patrimonio de otra persona.
Por lo general, los delitos de estafa son considerados de menor gravedad que otros (tales como el homicidio o el abuso sexual), pero la variedad de tipos de estafa hace que sea posible realizar tal nivel de daño a otros que las penas sean extremadamente altas para el criminal.
El núcleo del tipo penal de estafa consiste en el engaño. El sujeto activo del delito se hace entregar un bien patrimonial, por medio del engaño; es decir, haciendo creer la existencia de algo que en realidad no existe. Por ejemplo: se solicita la entrega de 5 mil pesos como anticipo para la adquisición de una vivienda en un conjunto residencial, inmueble que no existe.
El bien jurídico protegido es el patrimonio o propiedad. Modernamente se considera que el término más apropiado es el de patrimonio, que consiste en una universalidad de derecho, que se constituye por activos y pasivos.
Existen diferentes modalidades, ya que se entiende que el engaño se puede producir tanto de un modo activo (lo más frecuente) como de un modo pasivo. El problema principal para entender que un engaño de un modo pasivo es calificativo de estafa, es que el engaño debe ser bastante como para producir un acto de disposición. Una actuación pasiva (no informar, o no contar algo) es difícil que provoque un engaño de tal magnitud.

La reforma energética: la gran estafa
Ahora entremos en materia, leo en El Financiero, del pasado 13 de julio, una nota de Rivelino Rueda y Víctor Chávez:  
Como “una burla, un engaño y una manipulación del gobierno mexicano”, calificaron los líderes parlamentarios de Morena el anuncio del primer descubrimiento de un yacimiento petrolero, el Zama-1, en Tabasco, por empresas privadas.
De acuerdo con la coordinadora de Morena en San Lázaro, Rocío Nahle, “desde que se inició todo el proceso de la Reforma Energética, el cuarto de datos reservados estratégicos de Pemex, como el que tienen todas las grandes empresas petroleras internacionales, ya sabía de éste y de otros yacimientos y sólo los pusieron a subasta.
“Los que somos ingenieros petroleros, los que conocemos a Pemex, sabemos desde hace años que en el archivo geológico estratégico de la empresa esa reserva ya se tenía considerada como de la nación, pero hoy se entrega a los accionistas de las empresas, que por lo menos debemos saber quiénes son”, afirmó a El Financiero.
El vicecoordinador del mismo partido en San Lázaro, Vidal Llerenas, también declaró que “es obvio y evidente que Pemex ya sabía de la existencia de esas reservas, no se ha descubierto nada nuevo; lo que sucede es que Pemex argumentó que no tenía recursos para invertir en esa exploración y perforación, y que debía hacerlo una empresa privada.
No porque lo digan los diputados de Morena pierde fuerza la nota. La verdad es que los engaños, fraudes, estafas o como usted quiera llamarles, están brotando como hongos en los  bosques lluviosos mexicanos de la corrupción y la impunidad.
Es más, Morena es el único partido que ha defendido la riqueza petrolera como un patrimonio nacional. En el buen sentido, en el original, en el que le dio el general Lázaro Cárdenas cuando nacionalizó el sector.

La dictadura perfecta sigue funcionando ¿hasta cuándo?
Lo que tenía que haberse hecho con PEMEX, era dignificarlo, desmantelando la mafia patronal y sindical que se adueñó de  la paraestatal y que ha estado exprimiéndola durante varias décadas.
Probablemente sea en los gobiernos de Echeverría y sobre todo el de López Portillo cuando el abuso llegó a límites escandalosos. Pero ahora lo que hizo el gobierno de Peña Nieto con sus aliados del PAN y del PRD, fue todavía peor.
Ya lo decía en otro artículo desde que se aprobó la reforma: ya enriquecidos los directivos de la paraestatal y los líderes sindicales, ahora vendrán las corporaciones internacionales aliadas con la plutocracia de la clase política a hacer dinero rápido.
Mi intención original para este artículo era la de hacer una metáfora con las películas de Hollywood que abordan el tema de las grandes estafas. Desistí de mi pretensión, la metáfora era mala y equívoca.
Además de que son churros, en ellas los buenos siempre ganan y son  héroes guapos e inteligentes los que estafan a las mafias de gánsters dueños de los casinos de Las Vegas;  en otras, también estafan a grandes banqueros amafiados con políticos corruptos.
En México es al revés los malos que nos estafan siempre ganan: aunque con ajustes y maquillaje la “dictadura perfecta” sigue funcionando. ¿Hasta cuándo?

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