sábado, 26 de agosto de 2017

¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

Alejandro Mario Fonseca

Hace casi dos semanas tuve la fortuna de asistir a una misa en la Parroquia de San Pedro, aquí en Cholula. Últimamente he tenido la oportunidad de reencontrarme con mi niñez y de disfrutar las misas dominicales. Lo que pasa es que eventualmente me ha tocado apadrinar eventos religiosos.
La última me gustó mucho, se trató de un levantamiento de cruz, de un novenario, en este caso el sacerdote que dio la misa fue Miguel Viveros, sí el mismísimo y controvertido sustituto del Padre Tapia, tan querido y estimado por los devotos de Cholula, después de 35 años de servicios.

Escuché su sermón con curiosidad, estaba en mi memoria una burda acusación de corrupción contra Viveros, en la que le achacaban malos manejos en las limosnas que ingresan en los más de 30 templos activos de Cholula. Además, aseguraban que hay cobros elevados para la realización de misas y demás servicios.

Pero lo que quiero comentar de entrada son las palabras del padre Viveros en su homilía, ese discurso o sermón sencillo que pronuncia en público un sacerdote y que contiene explicaciones o instrucciones sobre ciertas materias religiosas, a menudo relacionadas con la sociedad o la actualidad.

Parroquia de San Pedro, Cholula

Habló del pasaje bíblico de la multiplicación de los panes y los peces. Ese sermón que hoy nuestra clase política, mordiéndose la lengua,  tacharía de populista: “no les den peces, enséñenles a pescar”.
Yo lo entendí muy bien, en realidad habló de algo que es clave para nuestra vida: la necesidad que tenemos de compartir lo que somos y lo que poseemos, sea mucho o poco, con quien requiere nuestra ayuda y nuestro apoyo.

Jesús anda sobre el mar (Mateo 14:22-33)
Pero lo que más me gustó fueron los versículos siguientes, los que hablan de la fe. Estaban frente al mar de  Galilea (lago Tiberiades) y después de la multiplicación del pan y los peces, el Maestro Jesús nos regaló una hermosa lección:
22 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.
23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotado por las olas; porque el viento era contrario.
25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo ¡Señor, sálvame!
31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.
33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.

¿Qué es la fe?
Y regresando a la homilía de Viveros, o yo no le entendí, o se hizo bolas y no aclaró su concepto de fe. Se fue por las ramas y regaño a sus fieles “por su falta de fe y por ver tantas telenovelas que les afectan y los tienen aturdidos y confundidos”. Haciéndose el chistoso se dio a sí mismo una ligera cachetada y dijo “ya sé que no debo hablar de esto”.
Bueno, pero lo que me interesa es el tema de la fe. Eso que ya perdimos muchos mexicanos ante tanto abuso, despilfarro, corrupción e impunidad. ¿Cómo vamos a tener fe si ya el miedo, la angustia, se apoderó de nosotros? La fe es confianza. En seguida me explico.
Uno de los conceptos de fe que más me gustan es el de Kierkegaard el prolífico filósofo y teólogo danés del siglo XIX. Se le considera el padre del existencialismo, por hacer filosofía de la condición de la existencia humana, por centrar su interés en el individuo y la subjetividad, en la libertad y la responsabilidad, en la desesperación y la angustia.
Para Kierkegaard la fe es la certeza interior que anticipa la infinitud. “Si se administran de un modo ordenado los descubrimientos de la posibilidad, está pondrá de manifiesto las cosas finitas, pero las idealizará en la forma de la infinitud, y violentará en la angustia al individuo, para que éste la venza nuevamente en la anticipación de la fe”.

Debemos recuperar la salud social
Hermoso concepto del filósofo danés y enorme su actualidad. Si, enorme para nosotros los mexicanos que vivimos en el miedo, la angustia y la desesperación. Estamos gobernados por sátrapas, si por mandatarios cueles y déspotas, aunque también ladinos, que como los persas en  la antigüedad, nos roban y se burlan de nosotros mostrándonos escandalosamente sus lujos e impunidad.
Y es que la fe es confianza. No tengo nada en contra de los prelados de la iglesia católica, ni de las agrupaciones cristianas. Pero sus discursos incrementan mi angustia. Hay que tomar al toro por los cuernos, y quién mejor para hacerlo, que alguien que encarna “la palabra de Dios”.
No debemos quedarnos esperando que Dios lo haga todo. Qué bueno que mucha gente todavía confía en los preceptos divinos y tiene la suerte de gozar de una fe inquebrantable que le da seguridad y confianza.
Pero no basta, también debemos recuperar la confianza entre nosotros mismos. Y en este terreno la esperanza no ayuda mucho, debemos actuar. Viveros lo esbozo pero no fue suficientemente claro y persuasivo. Recuperar la confianza significa vivir en la verdad.
México está enfermo, debemos recuperar la salud social que poco a poco se ha ido deteriorando por los malos gobiernos, corruptos y depredadores. Necesitamos participar, actuar políticamente, votando por los mejores, pero también exigiéndoles que hagan bien su trabajo.
Es difícil caminar por las aguas turbias e inseguras de un México violento gobernado por sátrapas; y más difícil todavía hacerlo cuando soplan vientos huracanados que vienen del norte; pero las buenas noticias son que peor ya no podemos estar y que no somos pocos los que todavía conservamos la fe.
Bibliografía: Kierkegaard, Søren; El concepto de la angustia; Espasa Calpe; México; 1986.

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