lunes, 4 de diciembre de 2017

Meade ¿el candidato de la complicidad?

Alejandro Mario Fonseca
 Para que México alcance un verdadero desarrollo económico es indispensable combatir la impunidad y la corrupción”, advirtió el Gobernador del Banco de México, Agustín Carstens. (Reforma 4/10/17).
Carstens señaló que una de las mayores demandas sociales es garantizar el Estado de Derecho, pieza fundamental para que el país logre un mejor desempeño económico.
"Hace 25 años hubo una demanda social de que había que acabar con la inflación porque era un impuesto lacerante,
ahora, el reclamo de la sociedad es sobre derecho, Estado de Derecho, certidumbre jurídica y no corrupción”.
Aunque usted no lo crea, eso fue lo que dijo hace un mes el entonces gobernador del Banco de México, y remató: "Ése es el tema que nos falta llevar a cabo para cerrar el círculo y realmente tener un desempeño económico mucho mejor".
Y digo “aunque usted no lo crea”, porque al día siguiente de que el dedo de Peña ungió a José Antonio Meade como el futuro presidente priista de México, Carstens fue de los primeros en salir en la foto abrazando al delfín.
Y la pregunta es ¿qué acaso Meade no tiene nada que ver con la corrupción e impunidad que acusó Carstens en una especie de arranque de honestidad? Pero todavía más a fondo ¿qué acaso el mismísimo Carstens “sacro santo paladín del capital financiero internacional” pudo salir limpio de su encomienda al frente del Banco de México?

Luis Videgaray y José Antonio Meade, compañeros en la licenciatura en Economía del ITAM. Foto: El Financiero
Dime para quién trabajas y te diré quién eres
Hay que recordar que Carstens fue secretario de Hacienda y Crédito Público durante la primera mitad del gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa y gobernador del Banco de México durante parte de los mandatos de Calderón y del presidente Enrique Peña Nieto.
¿Y hasta ahora, después de casi una década se da cuenta de que el problema de México es la corrupción y la impunidad de la clase política? ¿Por qué no renunció antes? ¿Acaso no se daba cuenta de que su reputación como funcionario honrado peligraba en México?
Pues al parecer no, nunca peligró su reputación, es más hasta salió premiado, ahora será gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS), la institución financiera más antigua del mundo y comenzará a ejercer su nuevo cargo a partir del 1 de diciembre de 2017.
Una respuesta a todas estas interrogantes es que en efecto, Carstens es un sabio, un iluminado, que se las sabe de todas y que tuvo la suficiente habilidad como para sortear todos los peligros que significaban administrar el Banco central de un país dominado por el abuso y la corrupción.
Bueno, pero Carstens ya no está en México y ahora no nos resta más que desearle que le vaya bien y que la fortuna lo siga acompañando. Ahora tendrá que lidiar con la rendición de cuentas de 60 bancos centrales de todo el mundo y seguramente lo hará bien: irónicamente salió muy bien entrenado de México.

Vestido de chamarra de rombos rojos igual que todos los priistas Meabe junto a  Emilio Gamboa Patrón EL 29 de enero de 2016
El candidato de la complicidad
Como que no me la creo, ahora resulta que el capital financiero internacional, el diablo de la tentación crediticia, al estar cobijando a Carstens es algo así como el Espíritu Santo. Pero dejo el tema para los especialistas y regreso a México y nuestro futuro inmediato.
 El día de ayer (29/11/17) el ex canciller Jorge G. Castañeda calificó a José Antonio Meade como “el candidato de la complicidad” de los gobiernos de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, “los regímenes más corruptos y sanguinarios” de la historia moderna de México.
En un mensaje que difundió en sus redes sociales, el secretario de Relaciones Exteriores del gobierno de Vicente Fox dijo que “lo que debe interesar es saber qué representa Meade, quien acaba de renunciar a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para registrarse como precandidato del PRI a la Presidencia de la República”.
Tras insistir en que todos los partidos políticos tienen derecho de elegir a sus candidatos como les dé la gana, expuso que Meade es un personaje que ocupó cargos de gran importancia en ambos gobiernos “corruptos y sanguinarios” en los que “no podía no saber lo que sucedía”.

El sexenio de los escándalos
Puso ejemplos: primero, “el enorme escándalo de la ‘Estafa maestra’ y del dinero del erario que iba a parar a empresas privadas a través de universidades, principalmente públicas. Todo esto sucedió en 2012 y 2013. ¿Quién era secretario de Hacienda en 2012?, José Antonio Meade”.
Segundo, “el escándalo de los mil millones de pesos, cien millones de dólares de Juntos Podemos, toda esa cantidad de dinero que pasó por la Secretaría de Relaciones Exteriores para ser entregado a Josefina Vázquez Mota sin que nadie la eligiera, la escogiera, se licitara ni nada, para que, a su vez, ella entregara ese dinero quién sabe a quién, como dice justamente, en un reporte reciente, la Auditoría Superior de la Federación”.
Tercero: “¿De veras Meade, secretario de Hacienda en 2017, no se dio cuenta del enorme derroche de recursos públicos para la campaña de Alfredo del Mazo en el Estado de México? Si el propio Meade fue hacer campaña, no sólo entregó el dinero, sino que fue y lo utilizó en actos de campaña, rompiendo la tradición mexicana de que el secretario de Hacienda, así como el de Relaciones (Exteriores), no se meten en eventos políticos”.
Y reitero, todo esto lo dice nada menos que Jorge Castañeda un hombre que puede caernos bien o no, pero que conoce el sistema político mexicano en sus entrañas y que cuenta con una solvencia intelectual reconocida.

Reflexión final
Lo que yo veo es que Meade está resultando ser el perfecto candidato de la continuidad. Pero no solamente de la continuidad “neoliberal”, es decir de aquél liberalismo despojado del bienestar social, de aquél que ignora la pobreza, la educación y la salud; sino también de la continuidad de la violencia, la corrupción y la impunidad.
También veo que es a un burócrata de muy alto nivel, pero al servicio del grupo político para el cual viene trabajando desde el sexenio panista de Felipe Calderón. Y que además resulta ideal para la clase política en el poder.
Y es que a todas luces la clase política que nos mal gobierna se ha beneficiado enormemente de la maltrecha democracia que padecemos desde el año 2000. Por eso al PAN y al PRD les urge la alianza, para facilitar la continuidad, ya sea con un candidato propio o con uno del PRI.
Nos guste o no la única alternativa realmente de oposición resulta ser  la de Andrés Manuel López Obrador, pero por desgracia, otra vez todo parece estar en su contra. Y lo más grave, ya regresó a su actitud triunfalista y desparpajada, de burlas e insultos. Acaso ¿no se da cuenta que la guerra sucia lo desprestigia?
Para mi gusto debería ser más propositivo. Pero los escándalos y la descomposición son tan grandes que también puede ser que ahora la guerra sucia lo beneficie. ¿Usted qué opina?

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